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sábado, 23 de diciembre de 2017

Focaccia de arándanos rojos, brie y romero, con masa madre natural

    Para la mayor parte de nosotros estos días son de locura, regalos por comprar, ultimar los preparativos de las comidas navideñas, vamos un sin vivir. Por eso no es mala idea pensar en hacer una focaccia, ya que puedes acomodar los levados al tiempo de que dispongas y el resto del tiempo lo puedes dedicar a seguir con las carreras 😉
    Además las grandes superficies siempre se llenan de cosas especiales, vamos el paraíso de los cocinillas, y te permite encontrar ingredientes que sólo traen en estas fechas. Nada más ver unos preciosos arándanos rojos frescos en Carrefour enseguida me vino a la cabeza una imagen de pinterest que, recientemente, se me había quedado grabada en la retina, la de la focaccia que hoy os traigo.


    Bueno, en realidad solo copié, de la receta de la foto, los ingredientes que llevaba por encima y la manera de preparar los arándanos antes de echarlos por encima, la base de la focaccia la preparé a mi manera adaptando, para hacerla con masa madre, una receta del libro Panes de Richard Bertinet.


    Ingredientes :
    Para la masa de pan
  • 200 g de harina de media fuerza
  • 10 g de semolina
  • 3 g de levadura fresca
  • 5 g de sal
  • 110 g de agua
  • 100 g de masa madre natural (hidratada al 100%)
  • 25 g de aceite de oliva virgen extra
    Para cubrir
  • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 100 g de arándanos rojos frescos
  • 115 g de queso brie
  • 1 ramita de romero
  • Sal en escamas
  • 65 g de agua
  • 25 g de azúcar
   
    Poner en el bol de la amasadora la harina y la semolina y frotar con ellas la levadura con la yema de los dedos hasta que tenga esta última desaparezca en la harina, como si fueran migas. Añadir la sal, el agua y la masa madre y mezclar, a velocidad mínima con el gancho, hasta que la masa comience a trabarse, unos 2 minutos. Agregar el aceite, subir un poco la velocidad, y seguir amasando hasta que la masa esté lisa, elástica y brillante, unos 10 minutos. Hacer un reposo de unos 5 minutos y volver a amasar otros 10 minutos.
    Volcar la masa en un bol, ligeramente engrasado, tapar y dejar levar, en un sitio cálido al abrigo de las corrientes de aire, hasta que doble su volumen. Yo metí el bol en el horno apagado pero si tienes que salir puedes meterlo en la nevera para ralentizar la subida. Teniendo en cuenta que luego habrá que dejar atemperar la masa durante por lo menos media hora.
    Engrasar una bandeja de horno y volcar en ella la masa. Distribuir las 2 cucharadas de aceite sobre la masa e ir empujando, con la ayuda de los dedos y desde el centro hacia los extremos, hasta que esté extendida, sin estirar ni tirar la masa. Cubrir y, de nuevo, dejar levar sobre 45 minutos.
    Hundir los dedos en la masa hasta llegar a la placa, para crear los típicos agujeros de este tipo de pan, y volver a dejar levar otros 30 minutos.
    Precalentar el horno a 250ºC.
    Lavar y escurrir los arándanos. Partir una parte de ellos por la mitad y ponerlos, junto con los enteros, el agua y el azúcar en un cazo. Dejar cocer, a fuego medio, hasta que el azúcar se disuelva por completo. Dejar entibiar y escurrir.
    Repartirlos por encima de la masa, así como el brie cortado en trozos y las hojas de la ramita de romero. Espolvorear con la sal en escamas.


    Introducir en el horno, bajar la temperatura a 220ºC y dejar cocer durante unos 20 minutos hasta que esté dorado. Retirar del horno y deslizar sobre una rejilla para que pierda calor.
    Regar con hilo más aceite de oliva virgen antes de que se termine de enfriar.


    La verdad que iba con los dedos cruzados esperando la reacción de mis fieras, porque no las tenía todas conmigo cuando llevé la focaccia a la mesa, pero no solo les gustó sino que la devoraron literalmente. No dejaron ni las migas.


    Y el olor que dejó en la cocina ya ni os cuento, para no salir de allí, olor a paraíso.

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